Cada
tipo de pilas tiene al menos dos metales presentes en dos formas químicas
diferentes, como metales puros y como óxidos. Por lo tanto, aunque no todas las
pilas son iguales ni tienen la misma peligrosidad, toda pila que tiene alta
concentración de metales tiene que ser considerada como elemento de cuidado.
Las pilas están
entre las principales preocupaciones de las sociedades, por sus altos niveles contaminantes, una sola pila de reloj puede contaminar 600
mil litros de agua, cantidad que consume una familia en año y medio. Es
por esta razón que el reciclaje de este tipo de desechos es indispensable.
El peligro que producen las pilas que se desechan
es uno de los temas prioritarios en la agenda de los ecologistas urbanos. Ya
que la pila es un elemento que contiene diferentes metales en su composición
como mercurio (la mayoría de las pilas botón, pilas alcalinas y de óxido de
plata) o cadmio (pilas recargables).
Sabías que el
reciclaje de una tonelada de pilas usadas permite la obtención de 600 kg de
metales pesados, incluidos, por ejemplo, 300 a 350 kg de zinc, 20 kg de níquel
y 2 kg de mercurio. “Estos compuestos, contenidos en una sola pila, son
suficientes para contaminar 40 litros
de agua durante 50 años”, por esta razón es fundamental buscarles una
segunda vida útil.
Las pilas nos facilitan el uso de muchos de los aparatos
que necesitamos en nuestra vida diaria, pero una vez agotadas, normalmente, se
desechan con el resto de los residuos, por lo que terminan en basureros o
rellenos sanitarios, pudiendo quedar expuestas a incendios y a reacciones
químicas incontroladas que afectan el agua, el suelo y el aire. Si se acumulan
en los vertederos, con el paso del tiempo, las pilas pierden la carcasa y se
vierte su contenido, compuesto principalmente por metales pesados como el
Mercurio y el Cadmio, el Zinc. Estos metales, infiltrados desde el vertedero,
acabarán contaminando las aguas subterráneas y el suelo y con ello se
introducirán en las cadenas alimentarias naturales, de las que se nutre el ser
humano.
Si se incineran, las emanaciones resultantes darán
lugar a elementos tóxicos volátiles, contaminando el aire.
Podemos tomar como ejemplo el mercurio presente en
la composición de las pilas. Esta sustancia se oxida mezclada con la basura y
se libera al ambiente. Este metal y varios de sus compuestos, son bastante
insolubles, por lo que podrían quedar relativamente inmovilizados en tierra o
depositado en el fondo de ríos y lagos. Sin embargo los microorganismos
presentes en estos ecosistemas, lo pueden transformar en metil-mercurio de
mayor toxicidad y movilidad ambiental. Esta sustancia orgánica, a diferencia
del mercurio inorgánico, atraviesa fácilmente las membranas celulares dado que
es liposoluble y por lo tanto una vez que ingresa en la cadena alimentaria, a
través de los herbívoros y peces, contamina rápidamente cada eslabón. El
resultado es que cuando llega al hombre, tope de la cadena alimentaria, puede
haberse concentrado varias veces y resultar letal, ya que se acumula sobre todo
en la médula ósea y en el cerebro, dañando a mediano y largo plazo los tejidos
cerebrales y el sistema nervioso central. El mercurio también tiene la
posibilidad, de acuerdo a las condiciones ambientales, de pasar a una forma
volátil y distribuirse ampliamente, aumentando los riesgos que ocasiona.
Lo ideal sería La recogida selectiva de las pilas
usadas en contenedores específicos y su tratamiento adecuado constituye la
solución más lógica y más respetuosa con el ambiente. Una vez recogidas, las
pilas se llevan a una planta de reciclaje donde se segregan y se separa los
metales peligrosos del resto de materiales que constituyen la pila. El proceso
requiere la trituración de la pila, la cual se introducen en un destilador que
se calienta hasta la temperatura adecuada. La condensación posterior permite la
obtención de metales con un grado de pureza superior al 96%.
De la trituración de las pilas normales se obtiene
escoria férrica y no férrica, papel, plástico y polvo de pila. Pero,
lamentablemente, existen pocas plantas de reciclado de pilas ya que el proceso
utilizado requiere un elevado consumo de energía y los tratamientos posteriores
para recobrar el resto de componentes exigen una elevada inversión económica no
siempre recuperable.
En definitiva, que podemos hacer nosotros con las
pilas como personas responsables con el medio ambiente:
-No
juntar pilas porque se concentran los riesgos.
-
No mezclar las pilas nuevas con las usadas porque se reduce la vida útil de
ambas.
- Utilizar preferentemente artefactos conectados a la red eléctrica.
- No tirar las pilas a la cloaca, ya que finalmente llegan al río y podrían contaminar el agua.
- No quemar ningún tipo de pilas ni baterías.
- No dejar las pilas al alcance de los niños.
- No utilizar aparatos a pilas cuando pueden ser reemplazados por otros.
- Utilizar preferentemente artefactos conectados a la red eléctrica.
- No tirar las pilas a la cloaca, ya que finalmente llegan al río y podrían contaminar el agua.
- No quemar ningún tipo de pilas ni baterías.
- No dejar las pilas al alcance de los niños.
- No utilizar aparatos a pilas cuando pueden ser reemplazados por otros.
Espero que esta información ayude
de algo para hacer conciencia en las personas y aportar en algo a cuidar
nuestro mundo, no por ti, ni por mí, sino por nuestros hijos. Seamos
responsables con un poco de conciencia.
Gracias por ser parte de este
cambio.
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