Voy ha contarles una historia real que paso hace algunos años y
que me ha hecho reflexionar, ya que muchas veces no nos damos cuenta de lo
afortunados que somos, hasta que vivimos un accidente o una enfermedad, y al
voltear hacia atrás descubrimos lo valioso con lo que contamos, al tener pleno
funcionamiento de nuestro cuerpo.
Jean Dominique Bauby |
Bueno, empezare contándoles que esto sucedía un 8 de Diciembre de
1995 cuando Jean-Dominique Bauby, un periodista y redactor de la revista Elle, con
43 años de edad sufría un infarto cerebral mientras conducía su coche por las
calles de París. Después de pasar 3 semanas en coma, despierta e intenta
comunicarse con los doctores pero se da cuenta que no lo escuchan, simplemente
no puede hablar. Los doctores le explican que sufrió un accidente
cerebrovascular como consecuencia padece el “síndrome de cautiverio” síndrome
clínico complejo y poco frecuente, se trataba de un cuadro completo de
tetraplejía, estaba totalmente paralizado, sin poder moverse, comer, ni hablar,
pero mantenía intacto el nivel de conciencia y las funciones cerebrales superiores.
El síndrome es consecuencia de accidentes cerebrovasculares que dañan el tronco
cerebral, dificultando la conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo, es decir su memoria, lucidez y personalidad
estaban intactas, pero su cuerpo no respondía. Quedó paralizado, con la
excepción del párpado izquierdo, que sería lo que utilizaría para comunicarse
con el mundo exterior. Era prisionero de su propio cuerpo, siendo solo capaz de
parpadear.
Aquel accidente cambio por completo su vida, Bauby creó un mundo
nuevo, para encontrar las dos únicas cosas que no fueron paralizadas: su
imaginación y su memoria. Dada esta situación, para comunicar todos sus sentimientos
y reflexiones utilizaba un alfabeto con el que se comunicaba a través de un
código de pestañeos, para esto, era necesario sostener un abecedario frente a
él, señalando a través de u la letra que buscaba y
así formaba poco a poco palabras y luego frases.
Tal fue su superación, que escribió la obra "la
escafandra y la mariposa" libro en él que transmite la visión
que ha tenido de su vida y sus vivencias personales, nos enteramos de lo que
fueron sus reflexiones mientras su cuerpo estaba atrapado, metido en una escafandra,
como diría él, pues se encontraba alejado del mundo real, encerrado en uno
mismopero con su mente libre para volar,
como una mariposa. Podía regresar al pasado y volver a las escenas de su vida
llenas de color y ruido; con esa imaginación podía correr en los parques, caminar
por las calles, ir a los lugares que le gustaban y recrear en su cabeza los
sabores, aromas, texturas y demás. Podía recordar las mujeres amadas, los seres
queridos y los momentos perdidos.
En apenas
un año y diez meses, Bauby logró finalizar su libro, donde constituyéndose en un
ejemplo de superación humana frente a la adversidad.
Este es el poderoso testamento de un hombre cuyo espíritu se negaba a morirlogró
salir de su escafandra, de la prisión de su cuerpo paralizado que encerraba una
mariposa cargada de emoción y sentimiento.
Finalmente, muere el 9 de marzo de 1997, tan solo diez días después de la
publicación de su libro, que concluía con estas conmovedoras palabras:
“¿Existen en el
cosmos llaves que puedan abrir mi escafandra? ¿Una línea de metro sin final?
¿Una moneda lo bastante fuerte para comprar mi libertad? Hay que buscar en otra
parte. Allá voy”.
Esta obra fue
llevada a la pantalla grande y se llamo igual que su libro “La Escafandra y la
Mariposa”. Es una película autobiográfica,
fue estrenada en el año 2007, y fue
premiada con dos Globos de Oro (mejor película extranjera y director) y tuvo
cuatro nominaciones a los Oscar (mejor director, guión adaptado, fotografía y
montaje).
Quiero
despedirme dejándoles dos extractos de lo que escribió en su libro este gran hombre,
espero que les guste y les invito a leer su obra completa. Hasta pronto.
“No es preciso reflexionar demasiado para saber
dónde me encuentro y recordarme que mi vida dió un vuelco el viernes 8 de
diciembre del pasado año. Hasta entonces jamás había oído hablar del tronco
cerebral. Aquel día descubrí de golpe y porrazo esa pieza maestra de nuestro
ordenador de a bordo, cuando un accidente cerebrovascular puso dicho tronco fuera
de circulación. Sobrevives, pero inmerso en lo que la medicina anglosajona ha
bautizado con toda justicia como Locked-in Syndrom: paralizado de los pies a la
cabeza, el paciente permanece encerrado en el interior de sí mismo, con la
mente intacta y el parpadeo del ojo izquierdo como único medio de comunicación”.
“A través de la gastada
cortina de mi ventana, un pálido brillo anuncia el día que llega. Mis talones
me duelen, mi cabeza pesa una tonelada, y algo como una crisálida invisible
mantiene prisionero todo mi cuerpo. Mi cuerpo emerge lentamente de la sombra.
Cuelga cada cosa: fotos de mis seres queridos, los dibujos de mis hijos,
afiches, el pequeño ciclista de lata enviado por un amigo un día antes de la
carrera Paris-Roubaix, y el poste colgando sobre la cama donde he estado
confinado los seis meses pasados, como un cangrejo ermitaño enclavado en su roca.”
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