Seguramente han observado que en
la gran mayoría de campanarios de las iglesias, o incluso en el tejado de casas
de hacienda o casas particulares existen instaladas veletas, las cuales tienen
colocadas un gallo, siempre quise saber su significado y esto es lo que pude
averiguar.
En el siglo IX el Papa ordeno que colocaran un gallo en los campanarios de las iglesias para simbolizar el hecho de que Pedro negara tres veces a Jesús antes del canto del gallo después de la última cena. Como los campanarios de las iglesias ya estaban adornados con veletas para medir la dirección del viento, pusieron el gallo en la punta, estableciendo así la costumbre, ya que el gallo aportaría un signo de vigilancia.
En cambio otras fuentes indican que el gallo era el símbolo de la luz porque su canto anunciaba la salida del sol. Desde el siglo IX las iglesias y monasterios se remataban con una veleta, como símbolo cristiano. Uno de los más utilizados es el gallo.
Incluso existe la leyenda
urbana del gallo de la catedral que contaba que hace muchos años atrás en la
ciudad de Quito, existía un hombre de fuerte carácter,
adinerado, lleno de lujos y caprichos. Este hombre era conocido como don Ramón Ayala y
apodado el "buen gallo de barrio", este
singular personaje, tenía una terrible debilidad por la bebida. Por esto
todas las noches se dirigía hacia la cantina de Doña Mariana, una chola quiteña
famosa por su belleza y sus mistelas. Para poder llegar a la cantina, Don Ramón
pasaba todos los días por la Plaza Grande y al llegar a la Iglesia de la
Catedral, detenía su paso para levantar su cabeza y burlarse del gallito de
hierro que
se posa sobre la cúpula de la Iglesia. Don Ramón después de sus acostumbradas
borracheras, gritaba con voz estruendosa que él era el más gallo del barrio. Pero
una noche, Don Ramón se había excedido en las mistelas y caminaba desde la
cantina hasta su casa, esta muy ebrio y al pasar por la catedral decidió
insultar nuevamente al gallo. Este cansado de recibir tanto mal trato, bajó de
donde se posaba, y de un espuelazo botó a Don Ramón al suelo, haciéndole jurar
que más nunca volvería gritar y menos tomar mistelas. Don Ramón entre el susto
y el miedo pidió perdón a la Catedral y a su gallo. El pobre hombre aceptó sin
ninguna duda y nunca más en su vida volvió a tomar y se volvió una persona
seria y responsable. La gente comenta que esta leyenda tiene su parte de verdad
y de mentira, ya que muchos dicen que los amigos de Don Ramón fueron los que le
jugaron la broma para que deje de beber y cambiar su conducta.
Espero les haya gustado esta leyenda. Hasta Pronto amigos.
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